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Jesús o «Salas» a secas, como le llamaba mi padre, era uno de sus mejores amigos.
En casa se hablaba mucho de él y recuerdo muchas «batallitas» que mi padre contaba sobre lo que vivieron juntos.
Descansa en paz. En el cielo ahora hay una fiesta para recibirte y seguro que mi padre, Ramón Somoza, estará en primera fila para recibirte.
Un abrazo a toda la familia.
José María Somoza, muchas gracias por acordarte de Jesús y tus condolencias para toda la familia, por supuesto que estarán en el cielo juntos contándose sus «batallitas», y como dicen los aviadores: «Un Aviador nunca muere, sino que vuela mas alto». Jesús ha dejado huella en muchos sitios y ámbitos por donde quiera que ha pasado, y sus trabajos e investigaciones para la Historia de la Aviación Española y el Ejército del Aire, perdurarán para siempre.
Su afortunada esposa por haber compartido juntos tantos años…
Charo Benito